~~EL TEATRO DE CALLE.
El Teatro de calle, el teatro en la calle, el circo, artes de calle, animación de calle, performance, talleres, música, danza… LA CALLE ES NUESTRA. Otros decían LA CALLE ES MIA, nosotros la compartimos. La compartimos con el público, con el verdadero destinatario de nuestro arte. Con nuestro jurado, con nuestros críticos que se sienten molestos, a veces, por el comentario del público hacia determinados espectáculos que no suele coincidir con su forma de verlo y entenderlo.
Diferentes manifestaciones artísticas en la calle. Todas tienen cabida y todas tenemos los mismos problemas. Yo voy a hablar de lo que me han pedido, que es, el TEATRO DE CALLE.
TEATRO DE CALLE, teatro pensado para la calle. Teatro que nace en la calle, se ensaya en la calle y necesita la calle para su desarrollo. No es teatro de sala que sacamos a la calle. No lo entiendo como teatro en la plaza del pueblo con 200 sillas para que se siente el público… eso sería teatro en la calle y no teatro de calle y en esta ocasión la diferencia entre EN y DE existe.
Tespis ya hacía teatro en la calle.
El teatro de calle, en mi opinión, es otra cosa. Aquí difiero, y mucho, de otros compañeros que hablan de la crisis de creación en el teatro de calle porque entienden como teatro de calle la animación callejera y otras manifestaciones carentes de dramaturgia. Manifestaciones, algunas de ellas, con un enorme valor estético, plástico, artístico y tremendamente aceptadas por el público pero que no son teatro. El circo no es teatro, la danza no es teatro, la música no es teatro y así podemos seguir enumerando un sinfín de disciplinas artísticas que se manifiestan en la calle pero que no son teatro de calle. Si no diferenciamos esto hablaremos de crisis de creación de las artes de calle pero no del teatro de calle.
La formación que requiere el actor y el director para desarrollar su trabajo en la calle no es la misma que la que se requiere en la sala. El trabajo corporal difiere, y mucho, en la calle y en la sala. El espacio y su utilización, el tiempo, el vínculo con el espectador…
La dramaturgia del teatro de calle es concreta y directa. No tiene matices, es color y contraste, ritmo y altisonancia, amor y miedo. Las emociones son claras, como las de un niño y expresivas como la vida misma. La corporalidad es grandilocuente y la voz sonora a los cuatro vientos.
NO HAY FORMACION de teatro de calle. No se estudia en ningún sitio. Somos autodidactas. Nos enseña la calle. Y esto, señores, es un problema añadido al teatro de calle. Hay grandes actores que cuando se han tirado a la calle, han necesitado de un periodo de adaptación importante. Los directores lo saben y escogen a los que ya han pasado por diferentes espectáculos de calle. Sí, es necesario introducir esta variante en las escuelas. Creadores, productores, directores, actores, tramoyistas, técnicos, diseñadores, iluminadores, etc. NO ES LO MISMO LA CALLE QUE LA SALA, por más que nos empeñemos en sacar espectáculos de sala a la calle.
La creación para la calle requiere conocer las ventajas e inconvenientes de la misma. Cuando se crea un espectáculo pensado para la calle, tiene una parte de los problemas iniciales solucionados. Tiempos, movimientos, distracciones, ruidos, niños que chillan, gente que te dice que si no te da vergüenza hacer eso en la calle, cuando se piensa en ello y se sabe que va a pasar o que puede pasar, hemos ganado algo.
La creación en general no se ve afectada por la crisis, lo que se ve enormemente afectado por la crisis es la producción de los espectáculos que los creadores quieren llevar a cabo. Lo que está en crisis es la asunción del riesgo. Los creadores no crean porque no hay donde exhibir, porque no hay productores que arriesguen cuando saben a ciencia cierta que se va a perder dinero. Los festivales tienen recortes brutales y programan con menos dinero y los dos o tres que se pueden permitir algo más, tienen que mirar hacia fuera porque aquí no hay. Pero no hay, no por falta de ideas o falta de creadores, no hay por falta de BOLOS para rentabilizarlos.
No hay crisis de ideas, lo que no hay es dinero. Y, ante esta tesitura surge la pregunta, ¿Cómo sobrevivir? Mª José Rague-Arias dice que para sobrevivir estamos tirando de “la comercialización de actores televisivos y el reír para no llorar… dejarnos embaucar por la irrealidad”. ¿Criticable?
A ver quien es el guapo que pone en escena, en la calle “Los crímenes de la iglesia en la guerra civil”, con 12 actores, 3 técnicos, etc. Con la que está cayendo. La idea me la han propuesto, el creador tiene muchas ideas pero el mercado está cerrado a sus ideas. Dice Jaume Colomer que “los creadores están alejados de los públicos” bueno, unos si y otros no. En la calle, si el creador está alejado del público, al público le cuesta muy poco alejarse de la creación.
Cuando el productor recibe alguna de estas ideas, ya no tiembla, las aparca para una mejor época que, quizá, nunca llegará. Ahora estamos produciendo pensando más en que todo lo que tenemos en la cabeza tiene que entrar en una furgoneta, la escenografía, la pirotecnia, la luz, el sonido, el vestuario, el atrezo, los actores, el técnico… Todo en una furgoneta y que el montaje y desmontaje sea rápido para ahorrarnos una noche de hotel. Aparcamos las ideas al lado de la furgoneta y damos más importancia a la furgoneta o a la cara conocida que me venda bolos que a las ideas, que a los sueños, que a la creación. Nos agazapamos esperando mejores tiempos. Algunos caen en el camino y se pierden. La pena es que si dejamos que todo se destruya crearlo de nuevo va a ser misión imposible. Este país tiene una industria de Teatro de Calle importante y de calidad. ¿Podremos aguantar?
Y si tenemos una industria de calidad, ¿Por qué hacemos esto? Como veis estoy hablando en primera persona porque no estoy acusando a nadie de cobarde, estoy reflexionando en voz alta, estoy recordando pequeños fragmentos de conversaciones con amigos del teatro de calle y porque creo que yo si soy un poco cobarde. Pero bueno, ¿Por qué hacemos esto? Para sobrevivir. Para competir con el que lo hizo antes que nosotros para seguir estando en el mercado en un coste ridículo y muy por debajo del verdadero valor que tenemos. Porque ojeaba el estudio de ARTESA “Estudio sobre las artes escénicas en Castilla y León” y me produce vértigo la caída.
¿Por qué hacemos esto? Porque después de creado el espectáculo hay que venderlo y estamos en los nuevos tiempos. En los tiempos en los que se habla de porcentajes a taquilla y nosotros tenemos la mala suerte de que la calle no tiene taquilla. La calle es un coladero y la gente entra y sale por donde quiere. En la calle el espectador se queda si le gusta tu espectáculo y si no se va y en paz, no hace ruido.
Y en estos nuevos tiempos las administraciones no quieren pagar por la cultura. Se quiere programar sin costes y en muchos casos haciendo caja.
La calle no tiene taquilla y dice Jesús Rodriguez Lenin que “todos los que no dependen de la taquilla dependen de las administraciones públicas” y estas administraciones dicen que vallemos la calle y cobremos entrada. COÑO para eso están los teatros y son más cómodos.
También podemos contemplar el micromecenazgo, ¿? Aunque con el sistema fiscal que tenemos que en vez de beneficiar a estos posibles mecenas nos sube el IVA al 21, pues no hay muchas empresas dispuestas a apoyar. También es cierto que somos muy torpes y sabemos buscar poco y mal pero eso solo sería una pequeñísima ayuda.
Cada vez hay menos programación de calle y la devaluación de los bolos ya no puede continuar. Tendremos que irnos fuera, a otros países. Pero también están en crisis y contratar nuestros espectáculos les sale caro porque nosotros tenemos menos apoyo institucional que sus compañías. También es cierto que en esto de vendernos fuera estamos muy verdes pero no puede ser la solución a nuestros problemas. Es bueno que salgamos y es bueno que vengan los de fuera a casa pero no es la solución. La solución pasa por que nos creamos que el teatro y sobre todo el TEATRO DE CALLE es necesario. La cultura no es un lujo. Necesitamos alimentar el espíritu de igual manera que el cuerpo.
No tenemos que caer en el pesimismo, tenemos que afrontar el futuro con ilusión y con ganas. Tenemos que olvidarnos de grandes maquinarias y fuegos de artificio que apoyan nuestras creaciones y mirar más hacia el actor y el público. Que estos fuegos de artificio estén justificados en el espectáculo pero, que no sean gratuitos para aumentar el cachet. Tendremos que optimizar recursos, ya que no hemos sabido hacerlo, entre las propias compañías. Tenemos que acercarnos al patrocinio y ser capaces de conjugar creación con resultados para nuestro patrocinador. Tenemos que ser capaces de seguir viviendo de lo que nos gusta y de transmitir emociones. Tenemos que aprender cómo llegar a la empresa, como salir fuera, como trabajar de forma conjunta, como optimizar recursos… pero no podemos trabajar la calle sin ir de la mano de las instituciones. Es muy difícil hacer teatro de calle y pasar la gorra para vivir.
Esto solo son reflexiones para llenar diez minutos que me han pedido y que ahora vosotros me digáis que es lo que debemos de hacer las compañías de calle para seguir existiendo.